CARTA A MI HIJO

Una tarde te acercaste y te sentaste a mi lado en el sofá y me lo confesaste. Con quince años reuniste la fuerza necesaria para hacerlo y te abracé y te dije que desde muy pequeñito lo he intuido y sabido, que eras un niños muy especial, bueno y sensible, a la vez que alegre y tímido, y que habías descubierto que aparte de todo eso, eras gay o bisexual, que aún no lo tenías muy claro. Para eso tienes toda la vida, para ser lo que tú quieras y sobre todo ser y vivir como tú quieras y descubrir quién eres.

Cuando llegaron tu padre y tu hermano también te abrazaron y te apoyaron, y el resto de la familia sabes que también lo ha hecho, que todos te queremos tal cual eres.

Lo que no te dije es lo que me has hecho cambiar, siempre he comentado con los amigos que me daba igual la orientación sexual de mis hijos, entonces qué he tenido que cambiar, pues a ser más sensible con los prejuicios que sigue habiendo en la sociedad, a lo mejor no tanto en personas de tu edad, pero si en personas más mayores, siguen haciéndose chistes fáciles y comentarios inapropiados, que aunque siempre me han molestado ahora más porque me siento también ofendida, "están hablando de mi hijo como si tuviera algún defecto o problema o fuera un hazmerreír", y reconozco mi cobardía por no hacer ningún comentario por miedo a “visibilizar tu condición” o simplemente por no quedar mal. 

Pienso en lo que he aprendido en este curso: que nunca sentiré lo que tú quizás si tendrás que sufrir, igual que el resto de las personas que se han sentido discriminadas en algún momento o diariamente por su condición sexual, por sus dificultades físicas, por ser migrante, por el color de su piel, por su religión... y me indigno porque algún día tengas que escuchar y callar por miedo a que descubran cómo eres, o te insulten y puedan hasta pegarte como a veces pasa hasta en nuestro país, que aunque haya leyes que te amparen, siempre habrá personas intolerantes y violentas.

Quiero conocer a todas tus parejas, que puedas tener hijos, porque sé que te encantaría tener una familia, y me hables con toda normalidad de tu vida personal, y que puedas hacer lo mismo con el resto de las personas que te rodeen y sobre todo en el ámbito laboral. Pero como hemos comentado y comprobado, eso no va a ser posible siempre, hay muchos países que no aceptan tu condición, te podrían hasta encarcelar o cosas peores (les he puesto una cruz porque si tú no vas a poder ir a visitarlos por sus leyes, yo tampoco lo haré…)

Espero enseñarte a que seas capaz de asimilar que todo lo que te pase en el futuro, lo puedas superar y te haga más fuerte, y a luchar por un mundo más igual, sin prejuicios, más solidario y a empatizar con el más débil.

Prometo luchar también por ello, a no callar y a contestar argumentando con todo lo aprendido en este curso y cuyo mensaje principal creo que es el respeto hacia todas las personas. Y en mi trabajo también aprender a aplicarlo, porque poco a poco, granito a granito conseguiremos un mundo más justo.  

 

Tu madre que te quiere.

 

 

 


Comentarios

  1. Felicidades!!! Me gusta mucho cómo has aceptado, aprendido y lo claro que tienes la lucha por la felicidad de tu hijo. Un reto en el debemos sumarnos todos para dejarles a ellos un mundo mucho mejor.

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    1. Muchas gracias María José, seguro que entre todos lo conseguimos.

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  2. Me ha gustado mucho la carta, todos tenemos que luchar porque ese mundo más justo sea un hecho y cuanto antes mejor.

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