Esclavitud en la industria textil
Un gélido 25 de marzo de 1911 un incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York provocó la muerte de 146 trabajadoras, la mayoría inmigrantes de Europa Orienta y Meridional. Todo comenzó en un noveno piso, las trabajadoras quedaron atrapadas al estar las puertas cerradas con llave y no poder acceder los bomberos con sus escaleras, murieron quemadas o saltando por las ventanas al intentar escapar del fuego.
El impacto del incendio en la fábrica Triangle aún se siente en nuestro días, marcó el 8 de marzo como la fecha para la celebración moderna del Día Internacional de la Mujer, conmemorando el incendio en la fábrica y la lucha por la búsqueda de la justicia social.
Desgraciadamente este no ha sido un hecho aislado, en la mañana del 24 de abril de 2013 una fábrica textil en la Rana Plaza de Daca (Bangladesh) se derrumba y miles de personas quedaron atrapadas. En cuestión de segundos un edificio de ocho plantas se viene abajo por el mal estado en que se encontraba, 1.130 personas perdieron la vida, la mayoría mujeres y más de 2000 resultaron heridas.
Muchas de las trabajadoras heridas, debido a sus secuelas, no han conseguido poder volver a trabajar y las indemnizaciones sólo sirvieron para cubrir los gastos de tratamientos médicos.
A partir de esa fecha se han conseguido avances en los sistemas de seguridad, pero los salarios bajos, con jornadas de más de 60 horas semanales, el miedo a denunciar los peligros y las malas condiciones laborales por el temor a ser despedidos, sigue lastrando la industria textil de Bangladesh.
Pero estos terribles accidentes continúan sucediendo, el pasado 8 de febrero 28 empleados mueren en una fábrica clandestina en Tánger. Encontraron los cadáveres de veinte mujeres y ocho hombres en un sótano de un edificio en circunstancias aún no esclarecidas, siendo las hipótesis más probables un posible cortocircuito o una inundación debido a las fuertes lluvias caídas y posterior ahogamiento de las víctimas.
Todo estos sucesos pone de manifiesto que, aunque se hayan producido avances en la mejora de las condiciones laborales, sigue habiendo una mano de obra en condiciones de semi esclavitud en países del tercer mundo, y la población femenina, pobre y sin acceso a la educación es la más afectada.
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